viernes, 24 de mayo de 2013

Ha llegado la hora


Ha llegado la hora

Por Eduardo Sanguinetti
Filósofo y Poeta Rioplatense

El milenio nos ha enseñado que todo es fugaz, hasta el ‘nunca más’. El crimen contra el hombre siempre es un crimen perpetrado por el hombre. Todo es viable en el espacio de la aventura humana, en el orden de la bestialidad, que, como nunca se desencadenó y sin miras de cambiar su rumbo…a menos que todos, en un preciso instante, resistiendo, actuemos en sintonía, simultáneamente en todas partes, contra el mundo del libre mercado y de sus operadores, sintomáticos humanoides: el ‘homo consumus’, los privilegiados de un sistema genocida y con justicia ausente.

Ha llegado la hora de admitir, de que si por democracia entendemos, el ejercicio efectivo del poder por parte de un pueblo, que no está ni dividido ni ordenado jerárquicamente en clases, es claro que estamos muy lejos de una democracia. Un régimen donde el poder de la clase política y empresarial, impone criterios arbitrariamente, a través de muchas vías, incluidos los instrumentos de una violencia institucional y constitucional, donde la simulación ha sentado reales, hablar de democracia carece de sentido por completo.

Ha llegado la hora de tener en cuenta que todo es pasado archivado, debemos dejar de ‘hacer el juego’ a las democracias fingidas, a los denominados políticos de los movimientos populares, de pocos y para pocos, que mienten y engañan a diestra y siniestra en nombre del ¿pueblo? y sus derechos inexistentes, con pánico a reflexionar sobre el verdadero “estado de las cosas”.

Ha llegado la hora de reflexionar en verdad, sobre la verdad y de inmediato accionar, manifestando lo que los dueños de la tierra temen oír, ver y experimentar. En consecuencia, en este régimen de dictadura de clase, sus operadores, aceitan las máquinas de represión y la seguridad ‘para todos’ con su aparato policial y la tecnología de última generación, traducida en cámaras que visualizan nuestras vidas como medida de prevención del ‘delito’, que ellos consumaron, cual prólogo del espectáculo de la inseguridad, instalada, cual pliegue de espectáculo, en la vida de la comunidad. Causas de delitos de toda índole, que hora tras hora, los medios denominados de ¿comunicación?, replican hasta el hartazgo, acerca de tal o cual noticia de un ilícito cometido por un desesperado, ya sin salida, pero sí con entrada a la prisión y de ese modo legitimando y amortizando un sistema penitenciario caduco y medieval.

Ha llegado la hora de saber que la verdadera tarea política, en una sociedad como la nuestra, es realizar una crítica del funcionamiento de las instituciones que parecen neutrales e independientes, hacer una crítica y denunciar sistemáticamente, desenmascarando la violencia, que de manera rutinaria, ejercieron dichas instituciones, en detrimento de una democracia degradada de pocos y para pocos.

Ha llegado la hora, de tomar plena conciencia de que esta crítica y denuncia, son esenciales por muchas razones: en primer lugar porque el poder político va mucho más allá de lo que uno sospecha, hay demasiados bunkers de inteligencia accionando desde las sombras y su real consistencia y eficacia radica, en que se encuentran donde uno menos lo espera. Es ingenuo y simplista, afirmar, que detrás de los gobiernos está la clase dominante solamente, se debe localizar los puntos de actividad, los lugares y las formas en las que se ejerce la dominación, que no se remite solo a lo político y a la explotación del pueblo, en términos económicos. Hay que reconocer que este omnímodo poder, tiene sus puntos de apoyo en cómplices, que simuladamente adhieren a un gobierno en acto, infiltran repertorios, incluso luego de un aparente proceso revolucionario inexistente, solo en discursos altisonantes, que actúan como puntos de apoyo, para seguir soportando una existencia de sobrevivencia, donde la comunidad piensa que se modificó el rumbo, para seguir en la misma senda de explotados y explotadores.

Ha llegado la hora, de comprender cabalmente la naturaleza del poder, lo opresión y la denigración a la que estamos expuestos, de no tomar plena conciencia de que vivimos en una sociedad, donde lo esencial no ha sido dicho, ni hecho. La instituciones del poder, económicas, comerciales y financieras, unidas en las macro-corporaciones multinacionales, son las que siembran la opresión y coerción devenidas en las tendencias consumistas de todo, a la que el pueblo en estado de anestesia accede dócilmente, inmersos en la “democracia del mercado”, y esto debe entenderse precisamente en términos del poder autocrático, incluida su forma particular de control que procede del dominio de las fuerzas del mercado ultraliberal, en una sociedad esclavizada y desigualitaria.

Ha llegado la hora, en que debemos comprender estos hechos y combatirlos, sobreviviendo en las fisuras y grietas de este sistema necrótico… y resistiendo, siempre resistiendo, sin pausa, prisa, ni tregua… poéticamente, a la porquería universal, instalada en el “vacío perfecto”, en que se debaten nuestras existencias…Debemos ser muy precisos al verificar la realidad, a pesar de provocar cierto malestar inicial, en el camino de la resistencia y de modificar rumbos, sería hoy el único referente lúcido para preservar el futuro, nuestro futuro. Hoy se impone hablar francamente, sin dobleces, sentir, pensar, decir y hacer, debería ser la consigna. Mantener la lucidez, no desesperar y soportar con dignidad este tiempo de transición, con lucidez, sin dejarse llevar por la embestida del aparato represor del ultraliberalismo, que, cual “dictadura extraña”, sin dudas lo ha invadido todo, en esta denominada aldea global, con sus operaciones de exterminio, de todo lo maravilloso que tenía la vida en términos de naturalidad y principios éticos de relación.

(*) Filósofo y Poeta Rioplatense

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