miércoles, 22 de mayo de 2013

REBUMBIO CREATIVO Por Maria Teresa de Vega


REBUMBIO  CREATIVO

Por Maria Teresa de Vega

 Quizá porque soy amante, entre otras tradiciones de mi gusto, de la tradición clásica española, al leer el artículo LO IMPREVISTO de Daniel María, me vino a la cabeza aquel verso de Góngora: Infame turba de nocturnas aves, referido a las que moran en la caliginosa cueva de Polifemo. ¿Quién es ese Polifemo que en sus dominios hace de las suyas?  En mi visión encarna a la “crítica acomodada”, la “crítica silenciosa por vagancia”, que tienen presos, y a merced de esas aves, a unos escritores-náufragos, y  solo deja pasar a la luz a los que se ponen un vellón de oveja sobre los hombros, a los que son astutos como Ulises. ¿Qué hay que reprochar, la prepotencia de Polifemo? ¿O la astucia de Ulises? ¿O ambas cosas?

            Vamos a partir de un hecho. Los canarios, en términos generales, no leen a sus escritores. Y aunque en los círculos literarios algunos escogidos tengan su reconocimiento, eso no significa que tengan tantos lectores como su calidad requeriría. Lo cierto es que por falta, quizá, de una insistencia de los críticos en sus obras, por esta penuria crítica y penuria de tribunas desde las que acercar estas obras a los lectores, esos autores de generaciones anteriores, verdaderamente consolidados, en principio, y como hipótesis, no pueden atender a los jóvenes escritores, y no se diga ya, a otros con menos “suerte” de sus mismas generaciones; no pueden, digo, porque están inmersos en la tarea de su propia difusión y reconocimiento, dentro y fuera de las islas, legítimamente preocupados por el destino de su obra y por que editoriales mayúsculas los acojan. En otro nivel, claro está,  se encuentran como ese grupo de jóvenes autores que Daniel María quiere aglutinar bajo el nombre de LO  IMPREVISTO: ayunos de atención suficiente.

            Y parece, también, que una vez encasillados determinados autores en una generación, ya se ha hecho todo lo que se podía hacer por ellos. Ya se ha cumplido. Podemos dejar de leer sus obras, como así ha pasado, entre otros ejemplos, con la novela de José Antonio Padrón Tubalcaín setenta veces siete

            No quiero dejar de lado otro ingrediente de esa falta de atención a los otros, la muy humana inclinación que lleva a silenciar aquello que puede hacernos sombra, o el temor a que los que participen de la tarta sean tantos que el trocito que nos corresponda aparezca harto menguado, cosa que, sin que nadie lo fuerce, está sucediendo. Todo esto ha llevado y llevará a algunos a esos “chanchullos literarios” de que se habla en el artículo citado, otra corrupción más entre las otras que nos humillan cotidianamente.

            Dije antes que el pedacito de tarta que toca a cada uno es cada vez más pequeño. El número de escritores y otros artistas se ha ampliado extraordinariamente. Por supuesto, lo mismo ocurre en el territorio canario. Los autores de generaciones anteriores, consolidados por la crítica o no, pues habrá que revisar esa nómina, el “rebumbio creativo” juvenil, y los escritores que están y que estarán en la colección G 21 de Ánghel Morales -quizá el primero en ver esa floración de creatividad, que enseguida se puso a la tarea, punta de lanza de lo que podría ser una nueva era de trabajo por la literatura canaria-, con todo ello se podría hacer un tejido, una malla cuyos hilos sean cada uno de estos escritores y con todos los demás, que se estire hacia la luz, hacia una visibilidad en la que se reconozca el esfuerzo y los logros creativos de esta parte del mundo.

           




1 comentario:

  1. De eso hablábamos el otro día, en este océano si nadamos tratando solo de mantenernos a flote terminaremos agotados entre el oleaje, tal vez observando un poco el panorama... los peces se protegen y se trasladan a lugares más seguros formando un único grupo, y tomando perspectiva, hasta parecen un único y gran escuálido que se mueve infundiendo respeto. Un abrazo María Teresa.
    Nieves Rodríguez.

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