jueves, 20 de junio de 2013

IN MEMORIAM.- Robert Fogel. por L. Soriano.

IN MEMORIAM.- Robert Fogel.


L. Soriano.

Mi querido y admirado Fogel; has pasado la Estigia con casi 90 años bien vividos y bien comidos, no te puedes quejar. Has tocado todos los palillos de los tambores de la Economía y el pensamiento. Estarás peleándote con Milton y sacando algún Jeremias de un pedazo de madera. No te gustaba la filosofía, y aunque eras un autentico provocador, encontraste la forma de no trabajar más al encontrar una pasión en la historia de la Economía. No era trabajo ya lo que tanto te apasionaba. Te hiciste comunista abrazando a Marx, y te casaste con una afroamericana en tiempos, 1949, que eso era tirarte al abismo. Del comunismo saliste pronto, lo que demuestra tu inteligencia y valía, tamaño engaño no podías digerirlo y menos apoyarlo como hacen otros trogloditas remilgosos pero que hacen sufrir a los encadenados. De tu mujer, que mujer, Cassandra Morgan, no te separaste un minuto desde que la conociste, otro rasgo más de tú inteligencia premiada con el Nobel de Economía de 1993.

La armaste buena cuando te publicaron por fin “ Time on the Cross” Egerman su co-autor, estaba muy asustado y tú te partías de la risa de lo que iba a provocar. Siempre por delante. Abofeteaste a Alexis de Tocqueville, tan estirado franchute, 140 años después de que este demoledoramente pontificara que la esclavitud no era económicamente rentable porque no había motivación. Que se lo digan a Lenin. Le dijiste en tu libro que la esclavitud se acabo porque era moralmente inaceptable no porque no fuera económicamente rentable. Aseveraste además que lo esclavos vivian mejor que los asalariados con menos responsabilidades y mejor cuidados y entrenados por sus amos. La verdad, cuatro pueblos te pasaste, pero contigo no iba lo políticamente correcto. Sin embargo a donde querías llegar era a que la Guerra civil, tan cruenta ella con esa enorme cantidad de vidas despreciadas e inútilmente segadas, solo adelanto la emancipación un par de años. Se caía de peso, y que tú fueras defensor de la esclavitud no cuadraba con tu preciosa Cassandra del brazo y por esposa. Otro Magnifico Judío moviendo mundo y conciencias, que bárbaro. Y Ruso de ascendencia para más de más.   Te Doctoraste en Hopkins, como los grandes , pero tu vida fue en la Universidad de Chicago, en esos despachitos de los Nobeles donde ni cabe un alfiler, estabas orondo y siempre sonriente, provocando a todos con tus teorías revolucionarias. Te gustaba medir, comparar, econometrizar, analizar históricamente, agrupar, encasillar. No le dabas importancia a los avances tecnológicos en el desarrollo. Lo digo por lo de los ferrocarriles, la que armaste, que juzgaste prácticos pero no imprescindibles hacerlos a la carrera para la prosperidad. Estabas seguro de que tarde o temprano, se iba  a producir igual y sin tanto Flagler, chino muerto, ni Buffalo Bill. Habías descubierto la sostenibilidad histórica. Como economista te venero porque decías lo que pensabas y tenías como sostenerlo, sin preocuparte de si ibas a pisar callos o herir sensibilidades sensibleras.                                                                  Espero que revoluciones donde quiera que estés lo que parezca inamovible aunque sea perfecto. Seguro que solo lo parecerá.    Gracias por hacernos reflexionar.
Reflexiones L. Soriano

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