domingo, 6 de octubre de 2013

CAPITALISMO Y DESARROLLO SUSTENTABLE

CAPITALISMO Y DESARROLLO SUSTENTABLE

Eduardo Sanguinetti. Filósofo rioplatense
 “Seríamos un tanto hipócritas, saben que no es lo mío, si dijéramos que cualquiera puede viajar en Buquebus de un lado a otro o de allá para acá."

Pueden viajar los que tienen un determinado nivel de vida, un determinado ingreso económico”, dijo la presidenta Cristina Fernández al cuestionar el discurso de su par de Uruguay, José Mujica, en Puerto Madero días pasados, quien había elogiado al dueño de Buquebus, Juan Carlos López Mena, aseverando: “Porque en sus barcos viajan argentinos y uruguayos de todas las clases sociales”. Esta simpática situación se dio en el acto de bautizar el nuevo barco de la empresa de este empresario, con el nombre del papa Francisco. Un tanto oportunista el instalar el nombre del pontífice, quien no deja margen de duda, en su discurso, al rechazar de plano y sin medias tintas los bienes suntuarios y para pocos y sobre todo haciendo de lado honores y demás detritus. Desde mi agnosticismo, destaco el accionar de este Papa, muy propenso a desmitificar, haciendo de lado sermones y discursos vacuos que tienden a confundirlo todo.

Cristina, una vez más, intenta escapar a los lugares comunes y aparentemente a la política marcada por EEUU, como lo ha manifestado en discurso potente y sin matices en Naciones Unidas hace unos días, denunciando al imperio del norte, que ha llevado a todas las naciones del mundo a ser territorios con su patrimonio cultural y de relación degradados; donde el mercantilismo impuso criterios siniestros para la vida en relación de los pueblos, sometidos a las tendencias anquilosadas, vetustas y genocidas.

Hago mención, a lo acontecido con José Mujica, quien en su estadía en Estados Unidos, de manera anacrónica a lo manifestado en sede de Naciones Unidas en su inclaudicable discurso, al que adhiero, de dar por tierra con el consumismo y las prácticas del sistema capitalista, se reúne al otro día con Rockefeller, el más vigoroso exponente de una saga de explotadores de larga data, que degradaron con sus operaciones criminales nuestra condición de ser en este mundo. Al menos me resulta extraño y sin sentido vital este encuentro mañanero y lo sumo al que tuvo luego con el vicepresidente de Estados Unidos, quien afirmó conocer la trayectoria de vida de Pepe; creo que si en verdad la conoce desde sus inicios, cuando luchaba a sangre y fuego contra el capitalismo, creo que se reunió porque “el protocolo obliga”; sobre todo en este tiempo, donde pareciera que el imperio cambia paradigma ante una crisis sin precedentes.

Y de regreso al Río de la Plata, nos encontramos nuevamente con el conflicto de las pasteras, que pareciera se asimila al eterno retorno de lo que se creía superado. Debemos admitir y constatar que existen gravísimos problemas relacionados con una crisis de credibilidad en lo que a jefes de estado y soluciones diplomáticas se sucedan. En fin, tanto tratado bilateral, tantos organismos de países de la región, tanto “hermano sudamericano”, ¿para qué?, si llegado el instante de accionar al unísono, se producen confrontaciones, simuladas o no, que degradan la vida en relación. Sería necesaria una ecología de la mente en acto.

En tal sentido no dudo en afirmar que hablar de ecología a secas, sin la variable social, es el lenguaje de quienes viven de su renta. De tal modo, es tendencioso y falaz discutir sobre desarrollo sustentable, en tanto la brecha entre ricos y pobres se ha ensanchado 70 veces con relación a los años 60. Más que hablar de ecología, debemos hablar de política. Y lo hago desde la denuncia, en el convencimiento de que en el modo de producción y distribución capitalista, en el marco de sus propias contradicciones, no hay desarrollo sustentable ni esperanza de sobrevida para nadie.

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