viernes, 1 de noviembre de 2013

LA REAL JODIENDA NO TIENE ENMIENDA

LA REAL JODIENDA NO TIENE ENMIENDA

Capitulo I


Chaurero n Eguerew
 Érase una vez, en un país de allende los mares llamado Las Españas o Los Reino de Las Españas gobernada por unos reyes llamados Los Católicos. Estos reyes tuvieron cinco hijos cuatro  hembras y un varón llamado Juan, que falleció al poco tiempo de casado por “copular sin mesura” sin apenas abandonar el lecho de su joven esposa Margarita de Austria. Al no dejar sucesión directa, heredó el trono su hermana Juana, quien caso con Felipe I de Habsburgo El hermoso, según recoge algunas crónicas Juana se tomó muy en serio su nuevo estado civil y a todas horas quería cumplir en la cama con un Felipe al que adoraba, pero este llegó a cansarse e inclusive volverse violento hacia ella.

Felipe en todo momento mostraba su lado más maltratador hacia su esposa, dando rienda suelta a sus humillaciones y corridas con damas que gozaban de su cama.

Murió en Burgos el 25 de noviembre de 1506 tras beber agua fría después de un partido de pelota.
Tras la muerte de Felipe el Hermoso y ante las evidentes muestras de enajenación mental de Juana -no se cambiaba la ropa ni se aseaba (debía ser tradición familiar pues según algunos cronistas su madre se baño solamente dos veces en su vida) e iba acompañada del féretro de su esposo- se decidió recluirla en Tordesillas en 1509, donde llevó una vida de retiro que acrecentó aún más su problema mental hasta que falleció, 46 años después, el 12 de abril de 1555.
Durante todo este tiempo, su padre, Fernando el Católico, asumió la regencia y tras su muerte, en 1516, a causa de una sobredosis del viagra de la época,  ya viudo de Isabel, casó con  Germana de Foix, a la que llevaba 36 años.

Tuvieron un hijo, Juan, que murió, y una vida sexual inusual entre la realeza. Para atender a los requerimientos de su esposa, Fernando el Católico se “medicó” con cantárida, un insecto que contiene una sustancia responsable de una vasodilatación muy parecida a la que produce la viagra.

El problema es que la cantárida puede provocar graves episodios de congestión, que es lo que le pasó a Fernando el Católico cuando en 1516, con 64 años “en la espalda” y de camino al monasterio de Guadalupe, hizo una parada en Madrigalejo y tomó, “para satisfacer a la fogosa Germana”, una “sobredosis” que le provocó una hemorragia cerebral.

Su nieto Carlos hijo de Felipe y Juana se convirtió en rey de Aragón en 1675 a pesar de estar mermado física y mentalmente para el gobierno, pero Juana al no ser declarada incapacitada siguió siendo la reina de Castilla, y como tal aparecía en todos los documentos, a la muerte de esta Carlos heredó la corona castellana.
Carlos I de las Españas y V de Alemania
Carlos I de las Españas y V de Alemania, de las Indias y Emperador del Sacro Santo Imperio Romano Germánico, que en Alemania llevaba el ordinal de Carlos V y era comúnmente llamado “Carlos Quinto”. Nació  la noche del 24 de febrero de 1500, en medio de nauseabundos y pestilenciales perfumes, ya que su augusta y esquizofrénica madre lo parió en un retrete cuando se celebraba una fiesta en el palacio de Gante. Sus padres se llevaban a matar: Felipe “el Hermoso” como hemos visto era un putero incorregible que andaba ya amargado por los enfermizos ataques de celos de Juana, haciéndole ésta la vida imposible con sus ataques de histeria y sus reproches en público.
Huérfano de padrea los seis años, fue llevado a Malinas con su tía Margarita de Austria, regente de los Países Bajos. Carlos fue educado en la brillante corte borgoñona. Francoparlante, sus conocimientos del alemán fueron siempre limitados.
El príncipe Carlos tuvo una infancia feliz hasta que en 1515 fue nombrado duque de Borgoña y trasladó la corte de Malinas a Bruselas. En Enero de 1516 murió su abuelo materno Fernando II de Aragón. Aunque el testamento de Fernando II no nombraba directamente a Carlos como su heredero en Castilla, el 14 de Marzo de 1516 el joven príncipe fue coronado rey de Castilla y de Aragón en Bruselas.
Su vida privada fue notablemente ordenada; su único importante vicio fue la gula, y esta acelero su muerte en Yuste.
A diferencia de su padre, Carlos supo dominar muy bien sus impulsos sexuales. En su época de juventud tan solo se le conoce una aventura con la noble flamenca Margrethe Van Geeenst, cuando tenía 21 años y se encontraba en Flandes. De ese escarceo juvenil nació en 1522 Margarita de Austria, su única hija bastarda a la que reconoció enseguida y que, llegado el día, sería la progenitora del célebre Alejandro Farnesio. Más tardía fue su aventura con la joven y bella Barbara Blomberg, siendo ya viudo de la bellísima reina-emperatriz Isabel de Portugal (desde 1539), naciendo de aquellos otoñales amores un hijo bastardo llamado Don Juan de Austria (1547).
“Con la espalda arqueada, la respiración entrecortada, teniendo que echar mano de un bastón para ir de un cuarto a otro, sufría con demasiada frecuencia de esa gota que era capaz de arrancarle los alaridos más terroríficos, hasta el punto de oír sus espeluznantes gritos en las habitaciones que se encontraban debajo de las suyas. Cuando empeoraban sus ataques, se le hinchaba la lengua, escupía flemas viscosas y se le atrofiaba el paladar, y las recetas supuestamente curativas de los médicos no contribuían a una mejoría, como tampoco su desmedido amor a la comida.” (retratosdelahistoria)
Así aquel país comenzó a ser gobernado por  un rey llamado Carlos II El Hechizado o mejor dicho por una regencia formada por la reina viuda asistida y asesorada por una Junta General de Gobierno sin la cual no se podía tomar ninguna resolución.

Según estudios científicos recientes Carlos fue una de las víctimas de los repetidos cruces entre parientes próximos que se dieron en sus antepasados, tanto recientes como remotos. Como consecuencia de esa endogamia sostenida dos enfermedades achacables a mutaciones genéticas recesivas, que necesitan heredarse de los dos progenitores, explicarían los trastornos de Carlos II, que era raquítico, no pudo tener hijos y a los 30 años parecía un viejo. Son un déficit hormonal múltiple de la hipófisis (de la hormona de crecimiento, entre otras) y una acidosis tubular renal, causa de raquitismo.
Tenía costras en su cabeza que era demasiado abultada; tenía flemones y heridas en la boca; supuraciones y llagas en el cuello, y un color verdoso que no denotaba mucha salud.
La debilidad mental de Carlos II le impidió comenzar a hablar de forma correcta hasta los diez años. Además nunca aprendió a leer o escribir correctamente. Teniendo en cuenta las intentonas que se hicieron al respecto, su madre optó por sobreprotegerlo.

El rey padecía de esterilidad, condición provocada por una enfermedad genital, ya que solo tenía un testículo y era atrófico. Mª Luisa de Orleans, su primera esposa, afirmaba que el rey padecía de eyaculación precoz por lo que nunca pudo consumar sus relaciones sexuales. Después de un año de matrimonio, seguía siendo virgen.

El fallecimiento de su primera esposa le sumió en una profunda depresión que empeoró su estado de salud. Tanto, que a los treinta parecía un anciano de ochenta, con las rodillas y tobillos inflamados, prácticamente sin pelo (obligado a usar peluca), color amarillento, parpados enrojecidos y la mandíbula cada vez más acentuada. La idea de estar ‘endemoniado’ le torturaba hasta el punto de padecer alucinaciones. Convirtiendo su vida en un verdadero tormento.

En segundas nupcias casó con la princesa Mariana de Neoburgo, cuyo único merito era que sus padres habían tenido veintitrés hijos. A pesar de su valioso antecedente genético, no hubo manera de que llegase la deseada descendencia. Tampoco culminaron sus relaciones, ya que además de padecer eyaculación precoz era incapaz de engendrar.

Siguiendo el hilo de la historia de las casas reales españolas, da la impresión de que los españoles a partir de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón están predestinados a ser gobernados por reyes de origen extranjero y además deficientes mentales.
Los años últimos del reinado de Carlos II estuvieron marcados por la locura del monarca, producto de las presiones políticas y las intrigas palaciegas, y por el problema sucesorio, como consecuencia de la inexistencia de hijos. Ante esta última cuestión se avivó una pugna por hacerse con el trono y con su herencia. En un principio, el candidato designado era José Fernando Maximiliano, hijo del elector de Baviera, pero éste falleció en 1699, y volvió a presentarse el problema de elegir entre el archiduque Carlos, hijo del emperador Leopoldo y biznieto de Felipe III, y Felipe de Anjou, nieto de Luís XIV y biznieto de Felipe IV. Esto provocó una contienda por la sucesión al trono español en la que intervinieron las principales potencias europeas. La Corte se dividió en dos bandos, por un lado la reina apoyaba al candidato austríaco, y por otro los consejeros y custodios Carlos quienes pensaban que sólo el apoyo de Francia podía asegurar la conservación de la monarquía en toda su integridad territorial. Todo esto les hizo decidirse por Felipe, y sin ceder a presiones mantuvieron en nombre del rey su elección hasta el final dejándolo por escrito el 2 de octubre de 1700 en el testamento que hizo un mes antes de su muerte.
     Por tanto, Carlos II expiraba en Madrid, a la edad de cuarenta años, dejando un testamento sucesorio que provocaría una guerra, la guerra de sucesión que daría paso a una nueva dinastía en la monarquía de las Españas, la de los Borbones.


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