martes, 7 de octubre de 2014

EL VIENTO...

EL VIENTO...

DUNIA SÁNCHEZ

El viento baja hasta ti, te dice de los largos caminos de la vida que se envuelve entre arboledas cuya sombra perfecta te da de beber. Viene a por ti, te recoge en sus alas desnudas, invisibles y te lleva bajo una luna sobre esas copas donde la paz vierte un grito de esperanzas. Te dejas. Dejas que te invada. Tu, el viento, la naturaleza. Un círculo que se vuelve mágico cuando de un arroyuelo te ves reflejada. Aquí estás. Aquí, escribiendo un poema que no agota su esencia por tu amor inagotable. Aquí estás. Aquí, hablando a la madre tierra y al viento, al viento…
Xx: escúchame, que son de los desaparecidos. De esos que en precipicios de sal y caracolas susurran un canto a su muerte, a su muerte…
Viento: Aquí están. Unificados forman la danzan del fuego, de las olas que te llevan y te traen hasta la realidad. Su realidad es difusa, entremezclada con el cansancio y el adiós por el derecho de vivir. Vivir en calma. Sí. Que la calma los abraces ahora que en reunión son eco quejumbroso del llanto.
Xx: escúchame, que son de esas batallas.  De esas calamidades que raja este planeta en desequilibrio hasta no más ser lluvia agónica de la muerte, de la muerte…
Viento: Ahí siguen. Destruyéndose, aborreciéndose , engendrando la grotesca matanza de rostros y manos iguales. Qué será. Qué será.  Sea mi beso violento exterminio de esta tremendo temblor que sufren seres inocentes. Soplar y soplar hasta derribar el último fusil.
Xx: escúchame, hambre que siento, hambre que sienten. Pálidos y esqueléticos un ave carroñera avista sus últimos suspiros para ser viaje eterno a la muerte, a la muerte…
Viento: Eterno. Todo perdurable con el paso del tiempo, todo es existencia maldita que nos introduce por cavernas donde los ecos del silencio de sus almas los hará perpetua cadena de la desdicha, de las mocas que zarandean y zarandean a su alrededor. Soplar y soplar…

Xx: No. No me escuches. Me recojo. Me encojo. Doy la espaldas y ya veo un amanecer sin sol. Huyo. Huyo por las vertebradas lagunas de la muerte, del dolor. Me miro y solo veo muerte, muerte…

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