miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿INTERCAMBIO DESIGUAL O JUSTICIA ENTRE IGUALES?

¿INTERCAMBIO DESIGUAL O JUSTICIA ENTRE IGUALES?

ESCRITO POR  PATROCINIO NAVARRO

La gran novedad histórica es que las grandes empresas norteamericanas y canadienses se han propuesto colonizar a los europeos


Gunther Frank hizo un extenso y serio análisis basado en las teorías económicas marxistas sobre el desequilibrio económico-social del mundo, y contra el imperialismo neocolonial. Aunque el marxismo resultó un fracaso en países tan emblemáticos como Rusia y China, la teoría económica marxista no ha perdido vigencia, porque existen

elementos del análisis de Marx que perdurarán mientras exista el capitalismo. Uno de ellos es básico: la plusvalía y su injusta apropiación por el capitalista cuyo egoísmo insolidario es el alma egoísta e insolidaria del propio sistema, pero también representativo del estado de conciencia generalmente egoísta de una humanidad también insolidaria y generalmente egoísta. Este estado mental y espiritual es el que hace posible que prosperen en este mundo toda clase de parásitos sociales. Y la falta de energía colectiva para oponerse al parasitismo social es elemento clave del fracaso de los intentos socialistas del que solo escapan minorías, ya que es considerado “normal” –“legítimo” incluso-,el que exista una relación desigual basada en el interés egoísta a favor de unos y en detrimento de otros, que es lo que define nuestras sociedades, tan alejadas de la idea de la justicia y del sentido del altruismo como ingredientes fundamentales del cambio social. Por el contrario, altruismo suele ser sinónimo de candidez; por tanto casi siempre toda relación tiene un precio y en el mundo económico se cumple rigurosamente la ley del precio.

Del Occidente neocolonizador y depredador

Frank habla de las desigualdades económicas del mundo y analiza la relación entre imperialismo y neocolonias; entre desarrollo y subdesarrollo. Occidente vive de sus colonias, de sus neocolonias y de toda clase de lazos donde quedan atrapados países pobres a través de invasiones territoriales, del FMI, del Banco Mundial, y de toda clase de presiones y convenios públicos o privados entre capitalistas internacionales y gobiernos débiles a través de sus líderes políticos y religiosos y sus caciques locales. Todos estos convenios tienen por objeto el consabido expolio de materias primas de origen local – petróleo, coltan, oro, diamantes, y otras materias- a cambio de toda clase de apoyos y favores a instituciones a esos gobiernos corruptos y despóticos, que sumen a sus pueblos en la miseria y la degradación social y cultural–aunque a veces aparecen con disfraz democrático- cuando no en guerras promovidas para eliminar a enemigos de unos u otros. Ya saben esa táctica del dividir para vencer...y para vender y dominar. Con estos procedimientos queda asegurada las venta de armas, más endeudamiento y más control geopolítico sobre las zonas del mundo que interesan.Lz gran novedad histórica es que las grandes empresas norteamericanas y canadienses se han propuesto colonizar a los europeos para degradarlos del modo que degradan a sus pueblos: creando estados policiales, acabando con el estado del bienestar, privatizando lo público , atrropellando derechos laborales y sociales y muchas cosas más que se negocian en secreto entre los gobiernos de ambos lados del Atlantico.

Con colonias o neocolonias obligadas a aceptar las reglas de los explotadores, Occidente sigue siendo el principal depredador mundial. Esta imagen de Occidente como depredador mundial ha venido ahora a reforzarse con la de China como nuevo sistema de poder depredador emergente, y de una Rusia cuyo capitalismo tiene la misma vocación que todos ellos comparten con Occidente: la vocación de explotadores y dominadores. Los señores feudales de nuestra época tienen intereses encontrados. OP dicho de otro modo: los diablos estan divididos.

Con el ropaje de la ideología se cubre el depredador

Observando la historia de estos o de cualquier otro país es ilustrativo comprobar cómo siempre se intenta justificar el crimen con ideología . Así sucedió en las guerras de religión o las cruzadas. La defensa de la pureza de la fe encubrió matanzas como las de los cátaros, cruzadas, luchas entre católicos y protestantes, tribunales de la Inquisición, guerras del Papado, colonización americana ...Y tras esta apariencia de furiosa devoción no había más que codicia, ambición, ansias de poder y desprecio a los mismos valores con que pretendían justificar matanzas , expropiaciones, saqueos, y violencia de todo tipo. Y este descaro en el uso de la ideología para justificar expolios y asesinatos hoy atañe a cualquier grupo político que lucha por el poder o lo alcanza en cualquier nación y época histórica . Así sucedió desde el GULAG a los campos de exterminio nazis; desde los numerosos golpes de Estado en Latinoamérica, al fascismo de Franco o a los guantánamos públicos o escondidos que existen por el mundo. Así sucedió desde las invasiones napoleónicas a las de Iraq o Afganistán. El explotador enemigo de los pueblos siempre necesita un argumento convincente arraigado previamente en la conciencia popular. Libertad, igualdad, fraternidad, democracia, derechos humanos, socialismo, dignidad nacional, Dios, Patria, Rey, pureza de la raza aria, etc etc han sido usadas como máscaras ideológicas del poder que no sirve los pueblos y desea sojuzgarlos. Hasta el machista para matar a su pareja se escuda a veces en un supuesto derecho de propiedad inventado por el criminal que resume en esa famosa frase: “la maté porque era mía”. Los argumentos del poder son semejantes: los pueblos les pertenecen. Los explotan, mandan a la guerra o controlan de mil modos porque los consideran de su propiedad en cuanto cogen el bastón de mando, y da igual que sea por las urnas que por los cañones. Por ello observamos en el capitalismo internacional un proceso de acumulación creciente de poder y bienes a costa de terceros, bien sean los trabajadores del propio país colonizador o los de los países colonizados.

Para llevar a cabo este propósito el poder capitalista no duda en recurrir a toda clase de artimañas legales, como el Derecho Internacional; justificaciones ideológicas, como la defensa de la democracia y los derechos humanos, o la guerra como arma de control y exterminio de focos que pudieran ser opuestos a esta política neoliberal por la que se acumula siempre a costa de terceros al precio que sea, incluyendo la explotación creciente sobre los trabajadores, mientras viste a otros obreros de soldados para que dén su sangre por la patria , la libertad, la democracia y otros valores pervertidos por ellos.

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