viernes, 6 de febrero de 2015

DAVOS: UN FORO DE DELINCUENTES QUE NOS LLEVA AL CAOS

DAVOS: UN FORO DE DELINCUENTES QUE NOS LLEVA AL CAOS

Por J. Estrada Cruz

 También es cierto que a estas bacanales acuden, (para camuflar un poco el delito) algunas ONGs y algún que otro intelectual con buenas intenciones y altos grados de “ingenuidad”. Sin embargo, el grueso de lo que participa, es estructura de ese 50% criminal y usurpador  de la riqueza global y de otra chusma de parásitos y sinvergüenzas que llevan enganchados como lapas.

Todo  y que, Oxfan Intermón, denunció que España lidera la mayor desigualdad europea, recordando que el 1% de la población concentra más riqueza que el 70% más pobre,  significativos delincuentes, al frente del FMI, del BCE, del estado alemán y de otros bancos y empresas multinacionales, ensalzaron la política económica del Gobierno español, por sus ataques contra los derechos de la población; principalmente contra los trabajadores, y lo animaban para que continúe dándoles caña.

España, Irlanda y Portugal, según la Merkel, son el vivo ejemplo de que las reformas (el robo de derechos sociales y laborales), mejoran la economía fomentando un mayor crecimiento. La Lagarde, la Botín y otros depredadores del capitalismo internacional, manifestaron su satisfacción con elogios y parabienes dirigidos a esta especie de sicarios que nos gobiernan.

Según este “ganado”, han conseguido grandes aciertos con sus medidas políticas de austeridad, con reformas que han permitido dar confianza a los mercados utilizando estas vías “que han dado pie a bajar la tasa de paro juvenil”. Piden que se les permita seguir por ese camino de “gloria”; nada de entorpecimientos con “extremas izquierdas” Syrizas, Podemos…  Y se quedan tan anchos y relajados, convencidos de que sus caracterizaciones políticas y apologías de ese terrorismo social, serán transmitidas eficazmente por todos sus lacayos y turbas mediáticas, que la escamparán entre el “populacho” y se las hará engullir, (sí o sí) a su gente,  desde que se levanta de la cama y enchufa la televisión o la radio, hasta que los apaga para acostarse, dejándola convencida de que las desgracias y males que le aquejan (por no encontrar puestos de trabajo inexistentes) se debe a las resistencias para que no se sigan efectuando recortes, y a las carencia de formación profesional que reina entre los trabajadores. “Chapó”; a esta vasta obra de alienación.

En Davos, cómo no, las palabras formación, reforma, crecimiento y competitividad fueron asfixiantes por su repetición, y se enmarcan en aberrantes soluciones, propias de la economía de “libre mercado”. De modo que, cuando el problema real que se vive está centrado en un exceso de lo que ellos llaman crecimiento: (sobra absolutamente de todo, hasta para atiborrar a los muchos millones de seres humanos y hogares que no tienen de nada; los “silos” están desbordados). No obstante, su principal alternativa es seguir llenando nuevos recipientes, aunque sea de lo mismo o de cualquier otro invento, por inútil e innecesario que sea. Para lo cual persisten en sus parámetros de crecimiento y de empobrecimiento de los pueblos, hasta asemejarlos con los  más atrasados y peor gobernados del mundo.

Ciertamente, este razonamiento puede parecer contradictorio; totalmente absurdo para los intereses del sistema capitalista; sin embargo, su insoslayable competitividad, le obliga a arrojar a la clase obrera, de todas partes, a ese abismo. Aun así, el capitalismo, podría (yo no lo creo) tener algún que otro efímero respiro de productividad y consumo, de crecimiento absurdo; sin embargo la vertiginosidad en las que viajan sus contradicciones, y ante la ausencia de una lógica aplicación política de reparto social del esfuerzo y de la riqueza (de socialización), nos llevará, irremediablemente, a sumirnos en la “barbarie”, (en el caos).

Por cierto, se nos informa de que uno de los ministros del nuevo Gobierno griego, Yorgos Stathakis, tendrá entre sus responsabilidades la de la competitividad. Lo que debería ser una buena oportunidad para aclarar qué tipo de competitividad  llevarán a cabo unos gobernantes que pretenden parecer ser de  izquierdas de verdad.

Sabemos que, así como en el capitalismo crecimiento y competitividad, es el colmo de la alienación, de la insolidaridad, de la mercancía absurda-destructiva, del mal vivir de mucha gente y de la agresión medioambiental; en el socialismo, crecer y competir sólo es concebible, fundamentalmente, en el sentido totalmente inverso: ha de ser el súmmum en solidaridad, en producción precisa y de calidad, en bienestar social, en la salvaguarda del ecosistema y en inteligencia individual y colectiva.

¡Que enorme y buena labor harían, los “extremistas”  de Siryzas y Podemos, si en los platós y en las plazas hablaran de economía en estos términos!

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