martes, 18 de octubre de 2016

EL PAPA FRANCISCO, BOB DYLAN Y LOS OTROS

EL PAPA FRANCISCO, BOB DYLAN
 Y LOS OTROS

LUIS PINO
En los últimos días, el sumo pontífice de los católicos y jefe del Estado del Vaticano, ha sido noticia por sus designaciones de nuevos príncipes de la jerarquía católica, ahora, con el honor sólo concedido a obispos, como el del  título de Cardenal, aunque sigue habiendo  cardenales cuyas conductas nada tienen que envidiarle al Cardenal Richelieu y no precisamente por su bondad o santidad.
El caso es que el Papa Francisco está en su derecho de escoger con qué clase de tipos se rodea, aunque es muy difícil precisar y determinar si les van a ser fieles y leales, sin engrosar las filas de los que hoy complotan  para asesinarlo, en nombre de dios y para preservar la fe de su iglesia.

En este sentido, criticar o celebrar a  quién le confiere el título de cardenal, es tan  bizantino o estúpido, como determinar el sexo de los ángeles, pues entre los nuevos y viejos cardenales de los últimos cónclaves siguen  estando los mismos obispos que, como grado máximo ministerial, fueron consagrados por el Papa Juan Pablo II y Benedicto XVI, muchos de ellos envueltos en crímenes o delitos como la pedofilia, homosexualidad practicada bajo acoso, riqueza súbita y lavado de dinero, conspiración para derrocar gobiernos y asesinar al jefes de Estado, entre otras minucias del siglo XX y XXI, antecedentes que dan la certeza de que el Opus Dei y su movimiento asesino P-2 que se encargó de mandar a una cripta al Papa de la sonrisa, el de los treinta y tres días de pontificado, hoy lucen remozados y fortalecidos, por lo que nadie puede caerse a mentiras y fantasías acerca de los cambios gatopardianos de este papado, envuelto en discursos incendiarios, que sólo son eso y,   paradójicamente,  es un bálsamo para los pendejos y gente de buena voluntad que fantasea y se autoengaña en la conseja de la “iglesia de los pobres o del Pueblo de Dios”, esperanza fallida y legitimadora del estatus quo de dicha iglesia y religión, como lo fueron los goliardos y los jesuitas en el pasado o la Sagrada Orden de la Cruz de Palo.

Otra de las noticias en torno al Papa Francisco, tiene que ver conque va a  engrosar el llamado “Santoral”, canonizando al  algunos difuntos del establishment, entre los que no cuenta el médico José Gregorio Hernández, porque el acuerdo entre el ahora Secretario de Estado, Pietro Parolín, la Conferencia Episcopal Venezolana  (CEV) y los duros plutócratas de la Política, que no lo son los bufones del Partido MUD, asícomo lo ha ratificado el actual Nuncio Apostólico en Venezuela, de que  a José Gregorio Hernández sólo lo canonizarán cuando asesinen al Presidente Nicolás Maduro, como lo planea el gobierno estadounidense, gracias a los húmedos sueños de Barack Husseín  Obama. Es decir, están preparando  un magnicidio, con genocidio  adicional, como consecuencia del golpe de Estado contra la revolución bolivariana, socialista y chavista que lidera Nicolás Maduro  y para ocultarlo la llamada Santa Sede anunciará la canonización del médico criollo, para darle opio al pueblo con la excusa de “renovación de la fe”.  Eso sí, han de saber que en las calles venezolanas resuena el grito del Pueblo que dice: “ Si se prende un peo, con Maduro me resteo”. Esta fue, además, la última orden del Comandante Hugo Chávez: defender al presidente y líder revolucionario.

Por otra parte, el artista Bob Dylan es, ahora, objeto de críticas y alabanzas, dado que ala Fundación Nobel se le ocurrió darle el Premio Nobel de Literatura a este cantante y compositor poeta. Por una parte, el homenajeado debe sentirse muy apenado e incómodo con nosotros los que hemos crecido y vivido escuchando sus canciones que en  nada se parecen al espíritu de quien inventó cómo asesinar en masa, Alfred Nobel, inventor de la pólvora, fabricante de cañones y armas, con empresas que aún fabrican para la muerte y el sufrimiento.

El asesino Alfred Nobel lavó sus penas con estos premios, hecho que ha barnizado de humanismo con esta Fundación capitalista de la muerte, con la que han premiado a genocidas como Yissad Rabín, prostituyéndose aún más, cuando lo otorgaron al endorracista genocida Barack Husseín Obama y al haberle dado una vez el premio en literatura a una señora chilena que escribió los poemas más bobos y cargados de lugares comunes, en lugar de darle el de la paz, por su amor a los pobres. Por otro lado, están  los “cagatinta con poses de intelectual, llamados  escritores e intelectuales, los  que en la última década del siglo XX y lo  que va del XXI, para lo único que han  servido, es para parasitar, escribir para mecenas y ayudar ala estupidez globalizada. Pues bien, Bob Dylan debería coger las liras que le entregarán y gozárselas derrochando ese dinero de sangre de africanos, árabes y latinos, sin rendir tributo a la Fundación Nobel, hasta que toque las puertas del cielo. De  los otros, no perdamos el tiempo.

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