domingo, 6 de noviembre de 2016

"THEATRUM MUNDI"

"THEATRUM MUNDI"
POR: EDUARDO SANGUINETTI,
 FILÓSOFO
Los excluidos de la historia oficial podemos narrar la trama de traiciones desde las fisuras, desde los silencios impuestos por los poderes fácticos del sistema neoliberal que todo lo controla. El neoliberalismo no sólo muta las estructuras económicas y sociales, sino también los valores, al imponer una cultura centrada en el consumidor, no en los derechos de la gente, que tiene en el Shopping (y la maquinaria publicitaria que lo apuntala) el núcleo de su estilo de vida y las tendencias a seguir, tan ajenos a lo que debería representar un modo y manera de existir y permanecer en esta tierra.
Aún en los países latinoamericanos, en los que hubo un cierto progreso socioeconómico, cuando la izquierda modelo siglo XXI, llegó al gobierno, en inicios del milenio, ya había perdido la batalla de las ideas. Este es el punto en el que la izquierda encuentra más dificultades para contrarrestar la embestida neoliberal, tan atractiva en sus propuestas y atroz en sus fines… hoy ha retornado a Argentina, de la mano del gobierno de Macri y aliados de todo color político. La fidelidad a ideas e ideales no existen ya en politicastros, que no se representan ni a sí mismos.
Si la historia ficcionalizada, es un theatrummundi, un escenario donde se produce la mutación de las identidades y los roles, nosotros, protagonistas, sólo podremos reconocernos cuando habremos salido de ella…observándonos en las escenas de nuestra historia, como extranjeros o turistas, pues hemos sido expulsados de ella por decir y actuar acorde a nuestras verdades, desde la perspectiva de seres libres, en compromiso con lo “real” y su alegoría… nuestra tarea es eliminar la historia escrita por decreto, la devenida en legitimar los delitos aberrantes, cometidos “a cielo abierto” por gobiernos en función, bajo la mirada desatenta o cómplice de una comunidad temerosa y avara en hacer efectivo el uso de sus derechos y deberes.
Se vocifera día a día, que la democracia es un sistema político en el que los ciudadanos tienen una voz importante en los asuntos públicos; entonces, la ciudadanía no puede permanecer desinformada respecto de esos asuntos públicos. Sin embargo, en la realidad no se ve cristalizado lo manifestado, pues pocas veces en la historia de la humanidad, los pueblos han vivido en estado de incertidumbre, respecto al devenir de sus existencias, como en este tiempo por el que transitamos.
Parecería, como lo demuestra de manera magnífica y elocuente nuestra imagen de la realidad, que la democracia no requiere de sabios, sino de una comunidad suficientemente informada, que tenga alguna idea y una imagen de lo que sucede.
Ahora bien, ¿qué significa una comunidad “suficientemente informada”? Reconozco que no sé cómo definir este interrogante, pero sí puedo asegurar cuándo una comunidad está “suficientemente desinformada”.
La eficacia escatológica de las imágenes que día a día presentan los medios audiovisuales, de accidentes ‘anunciados’, homicidios a repetición, violaciones en serie, genocidios amparados por organismos disfuncionales, aniquilan las palabras, torpes y simuladas, de funcionarios y periodistas casuales, intentando decir “algo”, acerca de los luctuosos sucesos que se proyectan sin cesar, de las imágenes del desastre del día. Puedo decir que la televisión es la agencia más grande de formación de opinión pública, puesto que la información es la piedra angular de la formación de la opinión pública.
A mi entender, la información debe ejercerse desde la dialéctica, acompañada de la imagen de quien la ejerce en discurso, en contenido, y esta debe estar sujeta a un monitoreo que pueda ser clasificable en términos de veracidad, falsedad, credibilidad, precisión etc., pero debe evaluarse. Al informar, no lo dudo, debemos decir algo y a la vez evaluar lo que decimos.
Demasiada información que aparece y desaparece de la pantalla, sin conocer los desenlaces de lo que disparan, llámese crisis global, instalación de bases militares de Estados Unidos en Argentina, Macri decretando y sin cumplir promesas de campaña electoral, asesinato de mujer a manos de su pareja, prostitución vip instalada en espacios de poder y publicitada en pasquines de ¿celebrities?, el pulgar en alto para la represión y aumento de sueldos para legisladores disfuncionales sin trayectoria militante… Nada por debajo del delirio; demasiado para el ciudadano, que permanece absorto ante la avalancha de información sin finalidad aparente, salvo confundirlo más de lo que estaba al comenzar su día.
La irrupción de la tecnología, que sintetiza la narrativa de la historia caprichosa y arbitrariamente, vincula el presente a un sin tiempo, a un no lugar, una percepción de un presente eterno, que anula toda posibilidad de modificar un pasado que se construye sin registro en lo real de los significados y significantes, desintegrando su identidad histórica y existencial.
Nos queda el lenguaje, cual componente de la historia, pero cuando se desplaza por la confusión en que medios y redes sociales narran el presente sin destino y pérdida de sentido, el vacío de significados provoca una pérdida de la vigencia de lo “real” para, de ese modo, dejar el pensamiento humano librado a una suerte de ser un eterno paria de lo que jamás aconteció.
Frente a esta situación de bajas defensas, para pueblos enajenados en lo referente a “lo político” a “lo social”, a “lo cultural”, hago responsables a los gobiernos y sus aliados, los medios de comunicación y a quienes los dirigen desde la esfera privada y pública de sub-informar a sus espectadores incautos, con información patéticamente idéntica en su tratamiento. Caminan el sendero de discriminación aberrante al conocimiento y a la inteligencia, al ocultar información de cables de noticias que no son ofrecidas a una platea anestesiada.
No hay dudas de que “la coartada democrática” en el cosmos consumista es una lógica cultural al modo de un carnaval rabelesiano…candidatos en “liquidación”, hacen pasar el consumo de objetos innecesarios por una ‘función social democrática’ indispensable para seguir viviendo en este mundo.
Desde “un paraje llamado realidad”, siempre rebelde, les manifiesto a los mercaderes de la pobreza y la miseria, que no se sojuzga y reprime a un pueblo con hambre, no se asesina por la espalda contando el haber, la indiferencia y la mentira, pues, como dice José Larralde: “Nadie habrá de ir más allá del cementerio”.

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