martes, 18 de julio de 2017

EL REGAÑO DE RUBALCABA A ERREJÓN Y LA APNEA DE PABLO CASADO


EL REGAÑO DE RUBALCABA A ERREJÓN Y LA APNEA DE PABLO CASADO

 JUAN CARLOS MONEDERO
No termina de entender el viejo PSOE de Rubalcaba que España ya no se parece a ellos. Ese viejo PSOE con el que Podemos no pudo negociar porque habían pactado el programa con Ciudadanos (por eso no pudo ser el pacto y hoy, en cambio, se puede explorar). Ese viejo PSOE que no termina de entender que lo mejor de la Transición lo hizo el pueblo, no los políticos. Que la democracia no la trajo el Rey, sino que casi la echa a perder el 23-F, y que Suárez ahora da nombre a un aeropuerto pero todos lo traicionaron y le insultaron. Rubalcaba insiste: ¡Todo lo hicimos nosotros! Pero no. Los logros democráticos siempre son del pueblo y los errores, por lo general, son de los políticos. Por supuesto. Los pueblos tienen los políticos que se merecen. Pero los políticos, en las democracias representativas, tienen la capacidad de hurtarse a ese juicio.

Fueron los pueblos de Europa los que se juntaron para salir de la crisis de 1929, de la de 1973, de la de 2008. Fueron los políticos quienes arruinaron esa alianza de clases medias y sectores populares. Si se trata de ponerse medallas, mejor dedicarse al atletismo. Los políticos rara vez van por delante de sus pueblos. Su éxito consiste en saber medir los tiempos. De manera que sus logros siempre son acertar con los frenos ya que rara vez se atreven con el acelerador. Cuando el pueblo se distrae, se suelen pasar de frenada. De lo contrario, el mundo sería maravilloso. Y no lo es. Esto no es un alegato contra el PSOE y mucho menos contra los políticos. Es un recordatorio de que al lado de los políticos, o hay pueblo o no hay avances. Porque, por lo general, los políticos son más ricos que sus pueblos y sus pensamientos no tienen las necesidades de las mayorías.

El impulso popular estaba ahí en España a la muerte de Franco, logró echar a Arias Navarro, pudo impulsar una Constitución y fue el que dio al PSOE la posibilidad de articular los cambios que requería España a partir de 1982. A veces fue con el PSOE y otras muchas veces en contra del PSOE. Ha sido recientemente Goldman Sachs quien ha dicho que durante la Transición tuvieron que ceder porque los trabajadores estaban en la calle. Muerto el perro se acabó la rabia. Por eso en 2004 Bono puso a desfilar el 12 de octubre a un miembro de las Brigadas Internacionales y a uno de la División Azul. Por eso Felipe González ha terminado grabando vídeos promocionando a brokers del petróleo o ayudando a que le vendiéramos el agua a Carlos Slim.

Dice Rubalcaba que Errejón se olvida de todo lo que hicieron los del PSOE. Pero Errejón claro que lo recuerda. Porque recuerda la memoria de los torturados en la DGS, donde todavía no hay una placa en su memoria. Porque recuerda a los abuelos que se fueron muriendo sin reconocimiento porque las mayorías absolutas del PSOE no daban para darles las gracias. Porque recuerda la desindustrialización de España y nuestra entrada desarmados a la CEE. Porque compartimos muchas huelgas generales y, también, a los antidisturbios que nos mandó el propio Rubalcaba cuando el 15-M. Porque sabe que los derechos sociales los exigió el pueblo y el PSOE siempre los dosificó. Hasta la reforma del artículo 135, donde los convirtieron en algo subalterno. En Podemos, pese a la mucha juventud que la habita, hay muy buena memoria.

Hoy se reúnen Pedro Sánchez y Pablo Iglesias junto con sus equipos. Porque Pablo Iglesias tuvo razón. Si se hubiera cedido al chantaje de la gestora, tendríamos un gobierno de Rivera presidido por Sánchez y realizando políticas similares. Tendríamos la corrupción desterrada dándola por amortizada por la dimisión de Rajoy, ni un sólo empresario juzgado y Podemos condenado a la insignificancia. Y, por supuesto, el CETA y el TTIP se habrían aprobado con el apoyo del PSOE. Gracias a los militantes del PSOE y a que los inscritos de Podemos decidieron no apoyar ese gobierno echado en brazos de Ciudadanos, hay hoy, pese a que le moleste a Rubalcaba, un nuevo PSOE con el que se puede intentar discutir. Gracias a esa firmeza siguen adelante los juicios por corrupción, y Rajoy y Pío Escudero van a testificar por la corrupción del PP. Porque Ciudadanos vino con la bandera de la regeneración y ahí está sosteniendo al gobierno corrupto de Murcia, el de Madrid y el de España. Fue Ábalos, del PSOE, quien dijo que había un nuevo PSOE que había aprendido que con Ciudadanos no puede haber avance social.

Rubalcaba, como Felipe González, se escudan ahora en el Consejo Editorial de El país. En sus páginas se mandan cartas al director, es decir, a sí mismos, siguiendo con su labor de zapa, a ver si, de una manera u otra, debilitan a Podemos. Pero ya no les salen las cuentas. Había un tiempo donde los editoriales de El país tumbaban gobiernos, presidentes, ministros. Hoy envuelven bocadillos. Por eso, leo a Rubalcaba queriendo regañar a Errejón y me da un poco de risa. Y me compensa que Pablo Casado haya batido el record de apnea cerebral poniendo en una misma frase a Venezuela, ETA y Cataluña. Dos minutos más sin respirar y seguro que le cabe también el Estado islámico. Fraga fue fundador de El país. ¿No les interesa incorporar a Casado?

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